Bel & Ale
En casa de Bel, todo fue rodado. El lugar principal donde estuvimos fue en el salón. Había una luz muy bonita y la verdad, completamente favorable para sacar tomas chulas para el vídeo de la boda. Al mismo tiempo, de las fotos se encargaron Díez & Bordons, quienes hicieron un excelente trabajo.
En casa de Ale, eran un montón: sus papás, tres de sus hermanos (son cinco) y el diseñador de los vestidos de su madre y su hermana: Valentín Herraiz.
El ambiente era calmado, el piso era grande y daba juego para ir de aquí a allá filmando a unos y a otros.
La verdad es que fuimos súper bien de tiempo, no hubo nada que nos hiciera retrasarnos más de la cuenta y eso siempre es de agradecer. Aunque bien es cierto que cuando eres el encargado de hacer las fotos o el vídeo de la boda, tienes que estar prevenido para cualquier circunstancia y adaptarte al momento.
La ceremonia se celebró en San Juan del Hospital y fue una pasada. Bel y Ale tuvieron momentos de mucha complicidad.
Era pleno junio y aun así, la temperatura en interior era bastante buena.
No sabéis lo que disfruto verlo todo desde otro punto de vista. Una de las cosas que más echo de menos en las bodas cuando voy de invitado, es no poder ver la cara a los novios durante la ceremonia, no poder tener alguna mirada de complicidad con ellos. Es uno de los motivos por los que me encanta ser fotógrafo o videógrafo de bodas, porque puedo verlo todo con otros ojos y desde perspectivas muy diferentes.
Sus amigas Laura y María estuvieron todo el rato atentas para recolocar la cola del vestido de Belén en su sitio siempre que era necesario. Tener amigas así... mola mil!
En general la ceremonia tuvo momentos muy chulos y el sacerdote fue un crack, ya que ofreció momentos de mucha cercanía y cariño hacia la pareja.
Una vez terminó la ceremonia, había algunos autobuses esperando para llevar a los invitados hacia el lugar del convite: Xamandreu. No os creais que no he pensado veces en unirme a la fiesta y meterme en el autobús con los invitados, pero que va, no nos engañemos, siendo el videógrafo de la boda, tengo que estar lo más rápido posible en el lugar y estar preparado para la llegada de los novios.
No hizo más que empezar la comida y aquello era un festival: los amigos gritando una y otra vez "¡que se besen!" y poniendo nota a cada beso que se daban. Qué guay es cuando los invitados intervienen y hacen que el evento sea divertido x2.
Por otro lado, dos de los amigos del novio, montaron un juego sentando a los novios espalda con espalda y lanzando un arsenal de preguntas para averiguar quién de los dos era mejor en qué cosa. Los novios para responder, tenían un zapato de cada en ambas manos y tenían que levantar el adecuado. Un auténtica risa!
No pudo faltar tampoco la tarta de cumpleaños para la abuela. Se juntaron todos los primos (que eran un montón) y se pusieron a cantar alrededor de ella a grito pelao.
Al rato, justo antes de empezar la fiesta, Bel se cambió de vestido y nos fuimos a hacer una mini sesión de fotos y vídeo. Fue un momento muy guay porque la luz bajó un poquito y era idónea para sacar unos planos chulos. Además, que es imposible sacar mal a estos dos, menudo par de guapos! Se les veía completamente distensos y con ganas de seguir pasándolo en grande y eso ayudó mucho.
No os voy a engañar, después de todo el día trabajando llegué a casa echo polvo, como si me hubiera pasado un tractor por encima, pero lo que disfruté ese día, no tiene precio.